Gestión de emergencias en vehículos de combustible alternativo, la gran brecha.
La incorporación de la electromovilidad y todas sus variantes ha puesto un gran desafío a los respondedores de emergencias en todo el mundo y Chile no es la escepción. No solo dentro del área del rescate vehicular existen preocupaciones de seguridad en la escena, también los fuegos estructurales y otras emergencias presentan complicaciones que exigen mantenerse actualizados.

Hoy en día para nadie es una sorporesa la incorporación de la electromovilidad de manera cotidiana en la forma en que nos transportamos por nuestras ciudades. Buses eléctricos, vehículos eléctricos o híbridos, bicicletas y motocicletas eléctricas, maquinaria industrial, y un largo etcétera dan cuenta de esta realidad. Dado lo anterior, es absolutamente necesario dar una mirada mas profunda a esta realidad, entender cuales son los riesgos, desarrollar estrategias de capacitación y entrenamiento y fortalecer a los equipos de respuesta a emergencias quienes tienen la responsabilidad de poner a resguardo la vida el media ambiente y los bienes ante un evento no deseado.
Se les llama «vehículos de combustible alternativo» a cualquier tipo de vehículo que no utilice como única fuente de energía un combustible derivado del petróleo (diesel) usado comunmente para los motores de combustión interna. Esta definición proveniente desde la NFPA nos da luces de una variada gama de diferentes tipos de vehículos que caen dentro de la categoría «vehículos de combustible alternativo», en donde encontramos a los eléctricos e híbridos por supuesto, pero tambien se encuentran los vehículos a combustible gaseoso, los bi combustibles, los vehículos que utilizan alcohol, los a hidrógeno y otros menos comunes o frecuentes.


Como ya hemos mencionado en contenidos anteriores, (https://codigorescate.org/2024/03/01/electromovilidad-y-seguridad-vial/) existe hoy en día una brecha de seguridad en los vehículos eléctricos e híbridos en cuanto a la información requerida para una correcta gestión en casos de emergencia. Esta brecha de seguridad también se presenta en los otros tipos de vehículos cuyas tecnologías se encuentran incorporadas hace ya bastante tiempo en nuestro país, como los vehículos a combustible gaseoso o bi combustibles y lamentablemente esta realidad es común para todos los tipos de vehículos de combustible alternativo
Solo a modo de ejemplo, el decreto N° 65 modifica el decreto Nº 55, de 1998, del MINISTERIO DE TRANSPORTES Y TELECOMUNICACIONES, que establece los requisitos para el empleo de gas natural comprimido (GNC) y gas licuado de pretóleo (GLP) indicando la autorización de la conversión de los vehículos cuyos motores hayan sido adaptados para utilizar GNC siempre que su antigüedad no exceda de quince años, y cuando hayan sido adaptados para utilizar GLP siempre que su antigüedad no exceda de siete años. https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1195457&idParte=10453831
Actualmente se estima que existen unos 20.000 vehículos a combustible gaseoso en Chile y con el cambio de la normativa se abre la posibilidad para que unos 500.000 vehículos puedan ser convertidos. https://www.mtt.gob.cl/archivos/32931
El tratamiento en caso de una emergencia con este tipo de vehículos -«de combustible alternativo»- debe responder a una actuación informada, coordinada y segura con tal de dar seguridad en la escena de un siniestro vial. Si bien es cierto los equipos de respuesta a emergencias públicas como bomberos, carabineros y el SAMU, están mucho mas familiarizados con este tipo de vehículos (los de combustible gaseoso) que con los eléctricos, no es menos cierto que también carecen de información relevante a la hora de la respuesta a emergencia, como por ejemplo el diagrama o esquema de conductos o cañerías de alimentación del gas hacia el motor, las cantidades de carga y capacidades de los respectivos cilindros o estanques acumuladores, las presiones de trabajo o de seguridad para la actuación de las válvulas de seguridad o el procedimiento para el corte del suministro de combustible.
Es por esta y otras razones que consideramos de primera necesidad la incorporación de la obligatoriedad que debe existir en la entrega de este tipo de información en forma clara y oportuna, de fácil acceso y en un sistema que entregue garantías de clasificación y fiabilidad a dicha información para todos los equipos de respuesta a emergencias públicas. Esto se resume en la norma ISO 17.840 sobre etiquetado vehicular https://codigorescate.org/17840-2/ la cual brinda a los equipos de respuesta a emergencias la información requerida de manera estandarizada y regulada entregando una herramienta efciente en la escena de un siniestro vial aumentando la rapidez en la toma de desiciones y la seguridad en la escena tanto para víctimas como a los propios respondedores.
Sin lugar a dudas la seguridad vial es tarea de todos, pero con mayor razón se deben redoblar los esfuerzos cuando esta seguridad se encuentra en riesgo ante un siniestro vial, en esa instancia lo que apremia es rapidez, eficiencia y seguridad con tal de lograr el objetivo, acortar la hora dorada y reducir las lesiones y muertes a causa de los siniestros viales en un 50% al 2030.

